Salud sexual y reproductiva
Los problemas que la juventud enfrenta hoy en día en relación
con su salud sexual y reproductiva son variados y complejos. Estos se conocen y
están documentados, e incluyen conductas sexuales de riesgo, embarazos no
deseados y la adquisición de infecciones de transmisión sexual (ITS), entre
ellas el VIH. Además, los jóvenes deben lidiar con barreras culturales que son
resultado de políticas y leyes discriminatorias y opresivas que limitan, por
ejemplo, las opciones reproductivas de las mujeres, y también deben encarar la
falta de infraestructura física, que les ofrezca espacios seguros y saludables
para su desarrollo. Pero han habido avances.
Un cambio fundamental en el
nuevo concepto de salud– enfermedad desde una perspectiva de género y derechos
ciudadanos lo ha constituido el concepto de Salud Sexual y Reproductiva, que se
inició a partir de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo
(UNPOPIN 1994), y que fue refrendado en la IV Conferencia Mundial sobre Mujeres
(Beijing 1995), la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, la Asociación
Mundial de Declaración de Sexualidad y Derechos Sexuales, y la Declaración de
Valencia de los Derechos Sexuales establecida
en el XIII Congreso Mundial de Sexología (España, 1997), y revisada y aprobada
por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología, WAS, el 26 de
agosto de 1999, en el 14º Congreso Mundial de Sexología, Hong Kong, República
Popular China. Esto propició que las personas, y en especial las mujeres, se
construyan en tanto sujetos de derecho en el campo de la sexualidad y la
reproducción, lo que implica el acceso a poder y recursos para tomar decisiones
sobre sus vidas y sus cuerpos de manera auto determinada, sustentadas por el
principio ético de la autonomía.
Sin embargo, en muchos programas
de adolescentes no se han incluido aún estos conceptos amplios sobre salud
sexual y desarrollo, y se sabe poco sobre la sexualidad sana de los jóvenes
dentro de su ambiente cultural. Es necesario aprender más sobre los valores,
identidad y actitudes de ambos sexos. Los indicadores de salud sexual y
reproductiva de los adolescentes se centran sobre todo en las consecuencias de
la salud reproductiva, dejándose fuera los indicadores sobre salud sexual y
desarrollo, como por ejemplo el conocimiento y aprecio del propio cuerpo, el
desarrollo de relaciones relevantes y la capacidad de negociación.
Durante los últimos años, la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha dado pasos importantes para la
inclusión de la salud sexual y reproductiva en los programas nacionales de
salud adolescente de la Región, proponiendo un nuevo marco conceptual que aborda la sexualidad de los
jóvenes desde una perspectiva de desarrollo humano, integrando la salud sexual
dentro de un marco más amplio de salud y desarrollo. Este enfoque reconoce que
la salud sexual es un objetivo del desarrollo humano y que su condición está
relacionada a factores culturales, familiares y al ambiente social, político y
económico en el que viven los adolescentes. El enfoque defiende un desarrollo
positivo y reconoce a la juventud como una oportunidad para la Región, y ha
sido diseñado para llegar a diferentes niveles de influencia -como los
encargados de formular políticas y los planificadores de programas a escala
nacional- con el fin de alentarlos para que integren en sus programas de salud,
las políticas y los servicios de prevención y protección para la salud
de los y las adolescentes.
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